Durante la Edad Media, cuando ser artista tenía un carácter mucho más artesanal que en la actualidad, la producción artística solía clasificarse según sus oficios; había orfebres carpinteros, tintoreros, grabadores, pintores, ceramistas, broncistas, etc.
Durante ese período el artista pasa de la dependencia del taller gremial medieval hacia una formación con fundamentos intelectuales que traerá consigo la llegada de las escuelas de arte y de las academias. Se culpó a la llegada del Renacimiento de esta escisión entre el oficio y el arte, del desplazamiento entre lo puramente manual a lo intelectual.
-Es entonces cuando el arte pasa a considerarse como una ciencia suprema digna de figurar entre las grandes disciplinas clásicas (filosofía, teología, arquitectura...), y se unifica arte, ciencia y técnica bajo un concepto supremo.-
Luis XIV de Francia visita el taller de la familia de tintoreros
Gobelin (Museo del Louvre)
Alberti en sus escritos de arquitectura ya hizo mención de la diferenciación entre las tres grandes disciplinas de las bellas artes:
arquitectura, escultura y pintura. Estas serían consideradas artes mayores, mientras que el resto de actividades, como
grabado, dibujo, cerámica o acuarela serían llamadas artes menores.
Pero a pesar del aparente triunfo del intelecto sobre el oficio, el artista renacentista también tuvo que formarse y aprender las técnicas pictóricas en los talleres de los grandes maestros. Acudía a ellos para aprender el oficio, la preparación de los colores, las normas de la perspectiva, los sistemas compositivos y el tratamiento e imprimación del soporte,
Así hablaba Cennino Cennini, en Libro de arte, de lo que tenía que aprender un joven artista del s. XIV:
"Acudir al taller de un maestro que conozca todos los elementos inherentes a nuestro arte, ocuparse de moler los colores, aprender a moler las colas y el yeso, hacer relieves, dorar y granear durante un período de seis años. Luego practicar la técnica de colorear, aplicar mordientes, aprender a trabajar sobre muro durante otros seis años, siempre dibujando, sin desmayar nunca, ni en días de fiesta ni en días laborales, y así, familiarizándose con el uso, se adquirirá una buena práctica."
El Taller del artista (Museo del Louvre) de Gustave Courbet.
El artista, rodeado de personajes intelectuales, en representación de esa ansia de hermanar la literatura, la filosofía y la música con el arte.
Todo artista debe también ser un buen artesano, debe aprender a utilizar los materiales. Un buen método es a la antigua usanza, elaborar nuestros propios colores y nuestras propias mezclas tal cual como lo hacían en la Edad Media, eso sería a partir de los pigmentos en polvo y aglutinantes. Trabajar así, de manera artesanal, nos permitirá estudiar su composición y comprender cómo reaccionan y de qué manera responden al mezclarse.